Después del colocón que te provoca la fuga de amoníaco de una fábrica de la ciudad, no te queda otra que pensar... Más bien, filosofar y rayarte la cabeza...
El otro día le vi, y hablamos un poquito. Le noté bastante más gilipollas de lo normal, demasiado estirado con su novia, demasiado cariñoso, quizás.
Me cuesta reconocerlo, pero me jode. Me gustaría que pasara algo, aunque sea, que me dedicara una sonrisa, o que simplemente me hablara como a un amigo, ¿no?
Me planteo hechos que, en otras ocasiones, pasarían por tonterías... pero no puedo.
Con Bea las cosas funcionan, pero no entiendo por qué no se marcha de mi cabeza y se queda ahí, pegado con "superglú".
Hoy tengo un día de enajenación mental transitoria. No me hagáis mucho caso...
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario